RAFAEL BANEGAS


Pequeños apuntes de una vida joven ( Biografía)


Rafael Banegas Cordero nació el 23 de junio de 1989 en Barcelona, tras un parto muy complicado, del amor de una extremeña y un catalán de familia murciana. Desde pequeño le gustaba leer - a pesar de provenir de una familia sin interés por la literatura-, y empezó a escribir a raíz de un desengaño sentimental. De aquellos primeros versos bastante malos, que escribía de noche, sólo salva el poema gracias al que, con 17 años, le concedieron el 2º premio del V Certamen Internacional para poetas jóvenes- Fiesta del PCE 2006, en Madrid. A partir de aquel momento empezó a tomárselo en serio. Ha participado en diversos recitales y ha colaborado en la revista digital Poesía y Manta. Actualmente estudia Humanidades en la Universitat Pompeu Fabra y este año lo compaginará con Filología Hispánica en la de Barcelona.

Tiene amontonados sobre todo poemas, pero le araña minutos al día para hacer incursiones en el relato, el ensayo y hasta en la pintura. Le atrae especialmente la poesía española contemporánea. Le fascina la música de autor y odia el fascismo. Afirma que sus ideas están muy a la izquierda, que es un adicto a la horchata y que le encanta Madrid, aunque de momento no piensa vivir allí porque echaría de menos a su familia y al mar. Rara es la persona que lo llama por su nombre, y de entre todos sus apodos dice quedarse con el que puso su abuelo, Torete.




Entro de noche ( Poética)
¡Qué claras dan la sombra
las estrellas!
José Hierro
Entro de noche
-silencioso-.
Me quito el cinturón,
la camiseta y la vida.
Subo las escaleras y robo
unas hojas nocturnas
a pie de almohada.
Sólo quiero escribir unas líneas
y recuperar lo que abajo
he dejado: el cinturón,
la camiseta y la vida.


Heterodoxos

Todo sigue como siempre:
los hombres dan tumbos
por las calles
embriagados de rutina y contratos fijos;
idénticos, autómatas, monosílabos,

pero
desde hace varios días,

un perdido mira el mundo
a través de su copa de cristal y duda

y Algunos Disidentes se han desnudado,
han lanzado vino al suelo,
han lanzado sus copas de bronce
contra el mundo,
y han comido, reído,
han descubierto el sexo en los sofás,

y se han autoproclamado
incontrolados vividores
y semillas del futuro.

Problemas corporales

Soporto a mis neuronas como puedo,
las engaño con trucos de buen mago y mala persona
ahora que me extorsionan con el pasado.
Las mando a la cama cuando me superan
con un trago de leche caliente y un beso.

A mis terminaciones nerviosas, además,
les ha dado por vivir en blanco y negro,
y juegan a firmarse armisticios imposibles,
e imprimen octavillas que revolotean por mis sienes.

También el corazón se ha adherido a la causa.
Se ha vuelto arrítmico y bombea constantemente tanta pasión
como cuando estaba ella.

En un descuido, estos cabrones
han implantado su triunvirato,
han clavado en mi cuerpo su tienda de campaña
y se dedican a hacer hogueras y cantar por la noche.
Aspiran a controlar todo el territorio
cuando van sobrios y no flaquean las fuerzas.

Y estoy planteándome, como último recurso,
arrebatarles el poder con otra mujer
o suicidarme.


Canción de cuna para despertar a un alma

A Silvya, por ayudar a despertar a la mía

No es verdad que tú seas un hombre;
eres un niño que no sueña.
José Hierro

No duermas más, despierta,
por favor;
sabemos que el tiempo es una herida indeleble,
que las palabras son máscaras,
y que los hombres somos deplorables.

No duermas más, despierta,
por favor.

Nos queda tanto por vivir juntos,
tantos días, tantas noches,
tantas mujeres con las que tomar
un café que logre abrir la niebla.

No duermas más, despierta,
por favor.

Todavía no has crecido para dormir
como los hombres.
Sigues siendo una niña.
Una niña triste,
una niña sin cuerpo,
una niña que sueña sólo a veces.

No duermas más.
Anda, salta de la cuna,
sal ahí,

ama y vive.

Para ti
a Elena, por los recuerdos

No sé con quién hablas,
ni si un piso
de un céntrico barrio
te envuelve en sus 35 metros
-con suerte-.
No sé si lloras o ríes,
si estudias o trabajas,
si amas o sólo quieres,
si el rubio aún envuelve
tu cuidado pelo.
No sé si escribes,
y no sé tampoco
si aún conservas a todos tus hermanos.
Ni si tu padre aún ejerce su profesión
o ya se jubiló.
No sé si te acuerdas
de mis ojos
y de mi forma de hablar;
no sé si te acuerdas de mí,
del barrio tranquilo.
No sé si te acuerdas
de nuestras hazañas,
de nuestras miradas furtivas,
de aquellos niños que sólo imitaban
a los mayores.
Y no sé tampoco si te acuerdas
de mi calle, de mi chaqueta o de mi nombre.

Pero supongo que no.



Paraíso doméstico

a Aina, por permitirme imaginar esta escena
que quisiera vivir con ella

Cuando rompe el tiempo el cristal,
cuando dices: tengo frío,
y yo te arropo muy suave,
cuando me miras con ojitos
de cordero degollado
y cedo como un iluso,
cuando te bebes mi vaso
de agua y, feliz, te perdono;
cuando yo tirito helado
en la cama y tú, esta vez,
riendo, me quitas la manta,
cuando te cuento algo y crees
que te miento sutilmente,
cuando hago trampas al póker
y encuentras todos los ases
escondidos en mi manga,
cuando chillas, ! No me dejes
tus calcetines ahí...!,
cuando me llamas muy pronto
y no quiero levantarme,
cuando salgo de la ducha
y mojo toda la casa;
cuando te quiero y me quieres,
es cuando se nos olvidan
las trampas y los calcetines.

© Rafael Banegas